sábado, 27 de febrero de 2016

Adoración perpetua PRIMER ANIVERSARIO.


HACEN FALTA ADORADORES


Al Señor tu Dios adorarás y sólo a Él darás culto (MT 4, 10) El día 6 de marzo a las 18 h celebraremos la Eucarística de Acción de Gracias por el primer aniversario de la inauguración de la capilla, le daremos gracias al Señor porque en Gandia lo podamos adorar, alabar y venerar, pero también le pediremos que nos de el don de la perseverancia y la constancia en la adoración, que venimos a estar con Él y también le pediremos que seamos misioneros y divulgadores de la adoración, que no tengamos miedo ni vergüenza de invitar a nuestros familiares, amigos, en nuestro trabajo, porque lo que les ofrecemos es lo más grande y queremos lo mejor para todos. Por último lo que obtenemos de la adoración es la paz de Cristo, que viene del encuentro con Él, esa paz verdadera es la que reina en la capilla y en el corazón del adorador. Demos testimonio de la fe y el amor hacia nuestro Señor y ayudemos a que otros se acerquen a Él. De nuevo animaros a perseverar en la adoración y que proclamemos y divulguemos la adoración siempre que tengamos ocasión y sin miedo. Alabado sea el Santísimo Sacramento.
 Eduardo Mahiques


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BREVE GUÍA DEL ADORADOR 
Adora a tu Señor en silencio. En el silencio del corazón Dios nos inspira y de ese modo nos habla. El silencio permite también respetar el diálogo íntimo y la oración de los otros. Puedes pasar tu hora santa de adoración come lo desees, recordando siempre que estás ante la presencia de tu Señor y Salvador. Sugerencias: Puedes leer un pasaje del Evangelio (en la capilla habrá algunos ejemplares del Nuevo Testamento) o bien traer tu Biblia y alabar al Señor con algún salmo (p. ej. 145, 146, 147,.. o el maravilloso salmo 104) o con el Canto de los tres jóvenes (Daniel cap. 3 versículos 52 y siguientes) o simplemente alabarlo espontáneamente. El Señor es digno de toda alabanza, honor, gloria y acción de gracias. Agradécele por los beneficios recibidos, por el don de tu vida y por de los otros, y por todos tus amigos, familiares, por cada cosa y sobre todo por esta gracia inmensa de poder adorarlo día y noche en esta capilla. Verás tú mismo cuántas son las cosas por las que debemos agradecer y alabar a nuestro Dios. Puedes también hablar con Él, contarle tus problemas (claro que Él los conoce pero se complace que tú se lo digas y busques en Él la solución, la luz, la respuesta). Seguramente tendrás muchas personas por las que interceder. Recuerda que con tu adoración puedes reparar los sacrilegios, blasfemias, ultrajes e indiferencias cometidos contra Dios, y todas las ofensas contra la Santísima Virgen y los santos. Desde luego, puedes sencillamente contemplarle en tu silencio, dejándote abrazar por su amor y recibiendo su paz. Puedes también rezar el Rosario, que es como contemplar a Jesús con los ojos y el Corazón de María. Recuerda siempre que el Jesús que tú contemplas es el mismo que está realmente delante de ti. Y así, por ejemplo, cuanto medites el primer misterio gozoso ten presente que ese Jesús que está delante de ti es el mismo que se encarnó en el seno de la Virgen María. Así también el que fue llevado por María a la casa de Isabel o el que nació en Belén... La hora que tú pasas con el Señor no se mide en minutos sino en gracias, bendiciones, protección, frutos, mayor intimidad y conocimiento de Dios. Esa hora el Señor la bendice y multiplica en beneficios incalculables, esa hora que tú le ofreces a Dios tiene valor de eternidad, es tu hora santa. 
Dijo el Santo Padre Benedicto XVI: “Sin adoración no habrá transformación del mundo… Adorar no es un lujo, es una prioridad”. Ten presente que si la capilla puede estar siempre abierta, día y noche, para quien quiera que sea a la hora que sea puede acercarse hasta el Señor y recibir quizás la misma salvación (abundan los testimonios de personas que se encontraron con Dios porque la iglesia estaba abierta), es porque tú constituyes ese eslabón de la cadena de amor y adoración que lo hace posible. Que esto sea siempre un motivo de alegría y un aliciente más para tu fidelidad en la adoración. 

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Queridos hermanos adoradores: 
Un año que transcurre en silencio, y nunca mejor dicho, porque es en el silencio pleno de la presencia de la Palabra que es el Señor a quien callados lo adoráis. Un año que Gandía acoge con fervor y entusiasmo el don de Dios: la Adoración Eucarística Perpetua. Después de un año sois testigos de la gracia enorme que significa para la ciudad tener un lugar sagrado donde adorar al Señor sin interrupción y de cómo Él nos va transformando, de gracia en gracia. Decía san Pedro Julián Eymard: “La adoración es un medio para dejarse penetrar por el amor de Dios.” Y esto es lo que vamos descubriendo cuando hacemos la experiencia de adorar al Señor. Una experiencia transformante para cada uno de nosotros, como adoradores, y para la comunidad que se va formando en torno a Jesús en su presencia eucarística. Porque, también lo habéis visto, la adoración edifica la comunidad y hace de ella una fraternidad eucarística, ya que Dios nos ama y nos muestra su amor que nos penetra en la Eucaristía y nos une en torno a ella, vínculo de unidad. Cada vez nos queda más claro que la Adoración Eucarística Perpetua es un don de Dios para este tiempo, y que cada capilla es no sólo un oasis de paz porque ahí se recibe la paz de Cristo, la que el mundo es incapaz de dárnosla, sino también porque se convierte en un faro de luz en esta noche del mundo que nos quiere envolver con sus tinieblas de mal y sus nieblas de confusión. En la capilla todo es claridad. Adoramos a quien ha dicho “Yo soy la Luz” y “Yo soy la Verdad”. Seguramente muchos son ya los testimonios de gracias recibidas, de paz encontrada, y ciertamente habréis también comprobado que las personas que adoran vienen de todas las realidades sociales y espirituales, algunas hasta inimaginables, porque el Señor a todos llama al encuentro, y a los que ya han respondido a la invitación los invita a profundizar aún más cada momento de estar con Él. ¡Cuántos hermanos alejados habrán podido y podrán en el futuro acercarse por vuestro sí! Vuestra acogida al don extraordinario del Cielo, que es la adoración perpetua, ha hecho posible que la capilla esté siempre abierta para que todos puedan acercarse al Señor y Él pueda abrazar a todos y muy especialmente a aquellos heridos por la vida. Habéis abierto una puerta al Cielo para que permanezca siempre abierta. Habéis encendido la luz que vence las tinieblas. Y así como Moisés aparecía con el rostro radiante después de cada encuentro con el Señor, así también vuestra vida es iluminada después de cada hora santa. En todo momento hay algún custodio de la Eucaristía (¡qué bella paradoja divina: custodios de Dios Omnipotente que cuida de cada uno de nosotros!), un centinela de la aurora que hará despuntar el nuevo día. Sí, porque en la adoración, cuando por la fe nos abrimos al amor, también cultivamos la esperanza. Noche y día desde Gandía se elevan himnos de silencio a nuestro Creador y Salvador. Noche y día se le da gracias, se intercede, se le suplica, se lo alaba, se repara, en adoración.
No podemos parar de agradecer y dar gloria a Dios por tantos beneficios. Ni tampoco de adorarlo. Recordemos aquellas palabras del santo Juan Pablo II cuando escribió: “La Iglesia y el mundo tienen una gran necesidad de culto eucarístico. Jesús nos espera en este sacramento de amor. No seamos mezquinos con nuestro tiempo al ir a encontrarlo en la adoración, en la contemplación plena de fe y pronta a reparar las grandes faltas del mundo. Que nuestra adoración no cese jamás” (Dominicae Cenae. Juan Pablo II. 1980). ¡Adoración incesante es adoración perpetua! Como palabras finales quiero recordar algo que dijo aquel gran adorador y predicador que fue Mons. Fulton Sheen: “Tendrás que combatir muchas batallas, pero no te preocupes porque al final ganarás la guerra ante el Santísimo Sacramento”. Rezad mucho por nuestra Iglesia, por vuestra ciudad y por todos nosotros, esta comunidad eucarística extendida en el espacio que quiere llevar a todos a gozar de la Presencia del Señor y a que reciban sus ingentes bendiciones. Que el Señor os siga colmando de sus bendiciones
En Cristo y María
P. Justo Antonio Lofeudo MSE 

Testimonio de un adorador.

La alegría, recibida por hacerse realidad la adoración perpetua en la capilla del monasterio de las Clarisas de Gandia, y el vinculo que nos une por ser la madre de una de las hermanas de la comunidad... me motivo..... y doy gracias a Dios por el regalo tan inmenso que me ha concedido, para venir cada semana a estar una hora con el Señor como adoradora. Doy gracias a Dios no solo por mi, sino por mis hijos que me acompañan..... ellos se ofrecieron sin pedirlo, solo sabían que deseaba venir... y que sola no podía. No conduzco, vivimos a unos 45 km de distancia, de forma que utilizamos mas tiempo en ir y venir que estar en la PRESENCIA DEL SEÑOR pero aunque fuese menos le daría igualmente las gracias, merece la pena el esfuerzo. Es una BENDICIÓN. Nunca podré expresar con palabras la alegría que siento… el bien que puedo hacer orando por todos y el mundo entero. Estoy segura cuanto bien!!! hará también a los matrimonios de mis hijos en momentos de crisis o dificultades..... Creo verdaderamente que están protegidos.... Y me atrevo a decir, que el señor continuara su obra con mis nietos.... El es así de generoso, siempre paga con el ciento por uno.... 

TODO SEA PARA GLORIA DE EL. 
Maria. Un saludo.